Ofréceme la luna, dame el sol, que yo te pediré un poco de barro en los  zapatos y la mitad de una mochila llena de cosas inservibles a las que  llamaremos recuerdos. Ofréceme una vida eterna, dame casi  el infinito,  que yo te pediré medio rollito de primavera, la salsa de soja y ese  sushi que sé que habías reservado para mí. Ofréceme miles de sueños,  dame una canción, que yo te pediré compartir este colchón y una noche de  conversaciones. Que me conformo con poco. Y fíjate que ni siquiera te  pido besos, pero si me los quieres dar, no diré que no.

 
