sábado, 17 de septiembre de 2011

La noche


Dormiste el otro día junto a mí, y no pasó nada. O podría decirse que pasó todo. Nos tumbamos espalda contra espalda y nos levantamos mirándonos a los ojos, legañas y bostezos. Hablamos y reímos, sin tocarnos. Una distancia inquebrantable, que al avanzar la luna se hizo más pequeña, hasta que sin saber cómo, mis rodillas se chocaban con las tuyas y tus dedos se enredaban en mi pelo. Compartiendo la misma almohada, lío de piernas en sábanas de color azul y morado.No hubo besos, pero sí deseo. Tímido y atrevido al tiempo. Amanecimos juntos, tú y yo, más cerca que nunca lo habíamos estado. Pero todo acaba, y con el sol, te fuiste. Ahora echo de menos tu brazo rodeándome mientras dormías, a mi lado. Esta ausencia es un dolor casi físico. Una cicatriz tatuada en mi piel.
Y es en esta noche de sábanas frías cuando más te estoy amando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario