lunes, 16 de enero de 2012

"Arena arena, tu clamor es mío"

Amas el mar por verlo impredecible, infinito y poderoso. Yo en cambio amo el desierto, por verlo impredecible, infinito y poderoso.
Es un espejismo en un cielo vivo y brillante, un suelo que no es suelo, cambiante.
Es sueño y muerte, (tan cercano el uno del otro), es oscuridad y vida. Debajo de las piedras.
Es misterio en ojos velados, es realidad devastadora y una desolación sin límites. Es infinito y cabe en un grano de arena.
Es violencia y es desgarro; es la tranquilidad de lo dormido.
Es sangre y sed. Es agua escondida. Es un miedo visceral de lo desconocido.
Es el amargor en ese té (como la vida), es la dulzura en el segundo vaso (como el amor), y es suave el último sorbo (como la muerte).
Es un grito en silencio, directo desde el pecho y rasgando la garganta.
Es.
"Arena, arena, tu clamor es mío".

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