lunes, 28 de marzo de 2011

El chico con nombre de río (III)

-A veces me gustaría respirar ese aire sencillo de mis primeros cinco años, cuando las cosas eran así, fáciles. Un beso significaba un te quiero, un "no" era un "no", un "sí" era un "sí", las lágrimas eran auténticas y nadie podía imaginar lo contrario. Ahora todo es más difícil y relativo.

-Hazlo fácil, entonces.

-¿Y dónde metes la aventura? Si pudieras mirarme y ver ese extraño sentimiento (que no es ni un te quiero, ni un me gustas ni nada que pueda expresarse con palabras) en mis ojos, tu simplemente dirías: sí o no. Y entonces, todo habrá acabado.

-¿Incluso si dijera que sí?

-Incluso si dijeras que sí.


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